Como moscas.
Micro centro, en donde cotidianamente no cabe ya ni un automóvil más, infectado de camiones:
Enormes, larguísimos, anchísimos, altísimos.
Ocupan más espacio del que hay así que ocupan bocacalles, vías de ferrocarril, veredas, plazas y hasta… hasta hay sobre el obelisco: camiones… camiones y más camiones.
Son como una proliferación de acero en medio del cemento, como si en vez de pasto, de la tierra, hubieran brotado enormes gomas con gigantescas carrocerías de colores diversos.
Vienen desde todas las rutas, de los cuatro puntos cardinales, desde lejos… muy lejos.
Traen dentro pedacitos de cielo, lloviznas de agüita de deshielo, nubes más blancas que copos, nieve cálida, silencio de montaña, salpicadura de mar.
Se desparraman por la City Porteña.
Abren sus fauces como quien bosteza una mañana de domingo cualquiera y nos inundan con canto de los pájaros más ignotos, con perfumes de campos sembrados con lavanda, con aroma de sal… sal del mar.
Disculpen… Disculpen… me delire…, imaginaba vacaciones fuera de la City y esto, es el día que nos invadieron los camiones.
Sandra Fernandez
Escrito el 15 de diciembre del 2000 ¡Día que nos invadieron los camiones!… como moscas…